RITUAL 2026: CAMINO DEL CAMBIO

Bruja de la Fortuna
Purificación profunda antes del Año del Caballo de Fuego 2026

Hay ciclos que se abren solos… y ciclos que deben ser preparados con respeto. El Año del Caballo de Fuego 2026 pertenece a los segundos: un año rápido, exigente, feroz, y con un avance tan brusco que arrastra a quien no esté preparado. Este ritual existe para que entres en el nuevo ciclo sin cargas pasadas, sin sombras ajenas, sin energías que te frenen y sin restos del 2025 que puedan contaminar tu camino.

Los grimorios antiguos dicen: “La vida no se mueve cuando estás limpio; se mueve cuando estás libre.” Este ritual busca exactamente eso: libertad energética.
Caballo de Fuego 2026

Materiales

  • 1 vela blanca (renovación y claridad mental)
  • 1 vela negra (corte de la energía densa y viejos hilos)
  • Salvia (único humo permitido; purifica, despeja y corta)
  • 1 cuenco con sal gruesa (absorción y neutralización)
  • 1 vaso de agua (cierre emocional y sello del ritual)
  • Papel blanco y bolígrafo negro (lo que se libera debe nombrarse)

Son materiales sencillos adrede: las limpiezas más fuertes se hacen con lo esencial. La energía no se distrae, no se dispersa y no se confunde.

Preparación del Altar

Coloca la vela blanca a tu derecha: representa tu claridad y tu parte luminosa. La vela negra a tu izquierda: representa lo que debe caer, romperse y cerrarse. La salvia detrás, como columna vertebral del ritual. Frente a ti, la sal y el agua: los dos sellos finales de la purificación.

Frota tus manos con sal, deja que caiga. No estás limpiando suciedad; estás avisando al cuerpo de que va a desprenderse de cargas.

Respira hondo tres veces, sin contar. La atmósfera debe sentirse distinta antes de empezar: ese es el primer signo del ritual.

El Ritual

Enciende la vela blanca, luego la negra y por último la salvia. Hazlo despacio, sin prisa. Observa cómo el humo de la salvia empieza a elevarse: la purificación ya está trabajando.

Toma el papel y escribe TODO lo que no puede acompañarte al 2026. No solo personas: dudas, errores, círculos repetidos, pensamientos que te han agotado, palabras que te hirieron, recuerdos que pesan, hábitos que drenan tu energía, temores que paralizan, estrés del que no te diste cuenta. Escribe hasta que sientas que ya no queda nada más por soltar. Este punto es fundamental: la sinceridad es lo que activa la liberación real.

Dobla el papel hacia ti tres veces. Ponerlo bajo el cuenco con sal simboliza que lo escrito deja de pertenecer al cuerpo y pasa a la tierra energética. La sal lo absorberá y lo romperá.

Pasa lentamente tus manos entre las dos velas, como apartando una capa invisible. Hazlo varias veces hasta que sientas ligereza. No necesitas visualizar nada: tu cuerpo sabe lo que está soltando.

Acerca tus manos al humo de la salvia y deja que lo bañe. La salvia no purifica solo objetos: purifica intención, pensamiento, aura y memoria emocional.

Coloca tus manos sobre el vaso de agua unos segundos. Esa agua guardará el último residuo energético del ritual. El agua siempre recoge lo que la mente no puede expresar.

Cuando sientas que algo en el ambiente “cayó”, apaga la vela blanca con los dedos. La vela negra debe terminar sola: es un cierre por agotamiento de energía.

Frase Final

“Lo que pesa, cae. Lo que sirve, queda.”

Dila solamente una vez. Es un sello verbal: simple por fuera, contundente por dentro. No necesita repetición; la magia bien hecha no se repite, se afirma.

Cierre del Ritual

A la mañana siguiente vierte el agua por un desagüe. Esa agua ya no te pertenece. Representa el último residuo emocional del 2025.

Quema la sal con el papel si es posible; las cenizas son el símbolo final del desprendimiento. Si no puedes quemarlo, tíralo lejos de tu hogar, pero sin mirar atrás.

Cuando termines esto, una sensación de ligereza, claridad o espacio interno suele aparecer. Ese es el primer indicio de que el camino está limpio para recibir el fuego del 2026.

Por Qué Este Ritual Funciona

Este ritual no es simbólico: trabaja con tres fuerzas reales.

1. La salvia rompe energía densa, corta la memoria del espacio y despeja el aura. Es el humo más antiguo usado para limpiezas profundas: atraviesa capas que ni la vela ni el agua pueden tocar.

2. La sal absorbe lo que el cuerpo no puede sostener más. Todo lo que se nombra, se libera. Todo lo que se libera, la sal lo retiene.

3. El agua cierra, recoge y sella. Es el recipiente emocional del ritual.

Cuando estas tres fuerzas se unen con fuego (las velas), se da el efecto más buscado en la magia purificadora: la liberación definitiva.

Por eso este ritual es el paso previo obligatorio antes del Año del Caballo de Fuego: no sólo limpia… rompe y despeja.